Qué aprendí en 16 años como tecnoyuppie (parte 1): La empresa ágil
Hace cuatro meses y medio dejé la empresa donde trabajé durante 16 años.
Estuve muy contento con la empresa y mi trabajo durante más o menos los primeros doce años. Después empezaron los problemas. La mayoría de las personas que hayan trabajado en una empresa grande conocen la historia que les voy a contar.
Hace 16 años, el uso de las computadoras en las empresas mexicanas se limitaba a dos vertientes principales:
- sustitutos de máquinas de escribir y sumadoras
- sistemas centralizados con terminales tontas para control de pedidos, con un mayor o menor grado de complejidad.
Empecé a trabajar ahí cuando todavía era una empresa pequeña. Había un sistema basado en una minicomputadora con terminales tontas, donde se hacía todo el trabajo “serio”. Las PCs estaban relegadas a un rol secundario, y se les percibía como prescindibles.
Empecé como de analista junior, un puesto que quería decir que nadie sabía que hacer conmigo. De manera más o menos rápida, terminé encargándome del soporte de todo lo que no tenía que ver con los sistemas centrales.
La empresa era pequeña y ágil. Las decisiones se tomaban en equipo, y la credibilidad de los individuos, una vez obtenida, nos permitía confiar en su integridad para tomar decisiones. Los proyectos importantes se echaban a andar después de sesiones rápidas donde se tomaba la decisión. Además, una vez tomada una decisión, todos trabajaban para verla rendir fruto, inclusive los opositores a la idea original.
Bajo ese esquema, era fácil trabajar y obtener resultados. Fuimos de las primeras empresas en México en sustituir nuestro esquema de terminales seriales por clientes inteligentes bojo un esquema de red. Adoptamos TCP/IP y Ethernet de par trenzado cuando todo mundo estaba con Novell y coaxial.
Ésta, como la gran mayoría de las inversiones y cambios de tecnología, fue una decisión basada en la expectativa de resultados concretos, no sólo porque parecía romántica la adopción de nuevas tecnologías. Nos gustaba decir que no estábamos en la punta de la tecnología, pero íbamos un paso atrás, donde ya no tenías que pelearte con la tecnología y la podías usar.
Conforme pasó el tiempo creció la compañía, pero el esquema de toma de decisiones seguía tan ágil y efectivo como siempre. Lo que llegó a cambiar fue la cantidad de investigación y planeación necesaria para los proyectos más grandes: al crecer, había necesidades mayores, y presupuestos mayores, por lo que las decisiones se tenían que tomar con más orden y consciencia.
Cuando la empresa se fusionó con otra que era siete veces mayor en términos de capital, peor treinta veces mayor en términos de número de empleados, las cosas no cambiaron rápido. Seguíamos siendo autónomos en nuestra operación cotidiana, y en los proyectos hasta cierto tamaño. Cuando se querían arrancar proyectos más grandes, había que consultar con el área de sistemas de la empresota.
En un principio, esto no impedía que nuestras decisiones técnicas se implementaran, puesto que las áreas fuera de la organización original no conocían bien la operación y necesidades de nuestra área de negocio. Sin embargo, había recelo de lo que hacíamos, y a nuestra área la consideraban pequeña y poco importante.
Bueno, seguiré con esto para el próximo blog, que trataré de actualizar periodicamente…